1. HABILIDADES SOCIALES EN INVIDENTES.
Las habilidades sociales son las
conductas necesarias para interactuar y relacionarse con otras personas de
forma efectiva y mutuamente satisfactoria, útiles para expresar sentimientos,
actitudes, deseos y derechos. Dichas conductas se aprenden en parte a
través de la observación y la experiencia, almacenándose en la memoria para
luego poder ser recuperadas y empleadas en situaciones nuevas pero, en el caso
de las personas invidentes, este tipo de aprendizaje por observación o
imitación no tiene lugar.
Investigaciones en el área de habilidades
sociales sobre la población con ceguera y deficiencia visual demuestran la
notable dificultad que tienen las personas ciegas para adquirir un repertorio
adecuado de habilidades interpersonales. Es por ello que este aspecto es
relevante para su autonomía, siendo de gran importancia a la hora de
comunicarse con los demás y hacerse un hueco en la sociedad como cualquier otro
individuo, lo que hace necesario una enseñanza particular de estas habilidades.
Muchas de las habilidades sociales tienen
relación con aspectos visuales, como las expresiones y los gestos que
manifiestan emociones. La mirada se utiliza para acompañar la
conversación, animando de esta forma a la otra persona a comunicarse,
haciéndola partícipe de nuestras necesidades y la sonrisa, la proximidad
física, la postura corporal o la gesticulación manual denotan cercanía,
suavizan tensiones y facilitan la comunicación. En este apartado las posturas y
gestos de las personas invidentes suelen ser muy forzados, pareciendo robóticos
y poco fluidos, precisando con frecuencia ayuda de los demás para interactuar.
Verdugo y Caballo (1995), en su revisión
sobre el tema, exponen cuáles son las habilidades sociales en las que los
ciegos tienen una menor competencia o son menos hábiles que la población
vidente. Los comportamientos diferenciales más sobresalientes, entre otros,
son:
A. Menor intercambio social (Markovits
y Strayer, 1982).
B. Simetría de posturas (apariencia de
rigidez corporal) (Bonfanti, 1979).
C. Problemas de adaptación social y
aislamiento de sus compañeros videntes
(Bieber-Schut, 1991).
D. Dependencia y pasividad (Harrel y
Strauss, 1986).
E. Falta de asertividad (Rickelman y
Blaylock, 1983).
F. Dificultades en la construcción de la
autoimagen y el autoconcepto
(Fraiberg, 1977; Beaty,
1991; Howze, 1987).
G. Déficits en habilidades no verbales
como la postura inadecuada,
utilización inadecuada de gestos, mayores perturbaciones del habla y
menor número de formulación de preguntas
abiertas
(Van Hasselt, et al., 1983).
H. Mayor dificultad en participar en
situaciones sociales,
autoestima y control interno inferior (Quintana, Gil y Clemente, 1984).
autoestima y control interno inferior (Quintana, Gil y Clemente, 1984).
I. Locus de control más externo (Land
y Vinenberg, 1965).
J. Las personas ciegas se ven a sí
mismas como
más incompetentes e infravaloradas (Quintana, Gil y Clemente, 1984).
más incompetentes e infravaloradas (Quintana, Gil y Clemente, 1984).
2. INFANCIA Y ADOLESCENCIA
La infancia y la adolescencia son
consideradas como etapas claves en el desarrollo a la hora de adquirir y
asentar el uso de las habilidades sociales.
2.1. INFANCIA.
La sonrisa y el contacto ocular son
conductas muy importantes para la interacción social. Dicha sonrisa social
aparece entre las primeras seis semanas y los tres meses de vida. Posteriormente,
hacia el tercer mes, se convierte en un comportamiento instrumental, puesto que
se emplea, por ejemplo, para captar la atención de la madre. Finalmente, es en
el cuarto mes cuando se perfecciona, pudiendo utilizar la sonrisa junto a otras
expresiones faciales, de manera simultánea.
Los estudios realizados en niños ciegos
muestran que la sonrisa social aparece en ellos al mismo tiempo que en el resto
de los bebés, como respuesta a una estimulación táctil y auditiva, la voz
materna. Después de los seis meses los niños ciegos sonríen menos y sus
sonrisas se vuelven menos llamativas y vivaces, debido posiblemente a la falta
de refuerzo visual.
En estudios con bebés ciegos se ha podido
observar la expresión de emociones básicas como la alegría, la tristeza, el
enfado o el desagrado. Estos bebés precisan un entorno que favorezca el
aprendizaje de dichas expresiones, ya que de lo contrario se observan rostros
serios y con poca variedad de expresiones faciales.
También se han planteado hipótesis acerca
de la existencia de un componente genético que contribuiría a heredar
expresiones faciales similares a las de nuestros progenitores. Es por ello que
se han realizado investigaciones, en las cuales se empleaban sujetos nacidos
ciegos y familiares videntes, con el fin de comparar sus respuestas faciales
ante el relato de diversas situaciones. En los resultados pudo comprobarse que
existía una cierta similitud entre las expresiones faciales de los
participantes ciegos y sus correspondientes familiares.
- Estudio detallado y enlaces originales:
http://nosinvidentes.blogspot.com.es/2016/03/autonomia-y-hvd-habilidades-sociales-en.html.
- Estudio detallado y enlaces originales:
http://nosinvidentes.blogspot.com.es/2016/03/autonomia-y-hvd-habilidades-sociales-en.html.
2.2. LA ADOLESCENCIA.
En la sociedad actual la imagen ha pasado a ser el
centro del intercambio social, dejando de lado el aspecto verbal. El
adolescente crea sus propios códigos de interacción que se ven reflejados en
los gestos y posturas que utiliza, los cuales se desarrollan generalmente en
grupos cerrados. Si nos ponemos en el lugar de un adolescente invidente
viviendo en este nuevo modelo de sociedad, es fácilmente apreciable el esfuerzo
que éste ha de realizar para adaptarse.
La adolescencia es una etapa importante para la
persona invidente, puesto que es un periodo de cambio en el que éste empieza a
ser consciente de las consecuencias que se derivan al tener dificultades para
relacionarse. En él se adquiere una mayor independencia, se modifican las
relaciones con los iguales y los adultos, aparecen las relaciones sexuales y
adquiere mucha importancia la preparación educativa y vocacional. En el caso de
los invidentes, pueden presentarse problemas en todos estos ámbitos.
Intereses y repercusiones del déficit
visual en adolescentes
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INTERESES
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POSIBLES REPERCUSIONES
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Mayores
intereses de relación con los iguales.
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Dificultades
para participar en actividades cargadas de contenidos visuales.
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Mayores
deseos de independencia familiar.
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Mayor
dependencia de los demás.
Mayor
control familiar.
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Mayores
intereses sexuales.
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Ideas
negativas respecto a su atractivo físico.
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3. BIBLIOGRAFÍA.
- Discapacidad visual y autonomía personal: Enfoque práctico de la
rehabilitación. Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE),
septiembre de 2011. Editorial: Manuales. Disponible en Internet: http://sid.usal.es/idocs/F8/FDO26230/discap_visual.pdf.
4. WEBGRAFÍA.
- Rotella, Cecilia. Parlanti, Sonia. Las habilidades sociales en
adolescentes ciegos, Facultad de Educación elemental y especial - U.N.Cuyo.
Disponible en Internet:
Redacción: Ariadna Porras Moraga.
exelente
ResponderEliminarlas personas con discapacidad con el problema de ceguera tienen el mismo proceder que una persona normal, por lo tanto ellos si pueden defenderse ante cualquier adversidad...y se pueden desempeñar en cualquier ámbito.
ResponderEliminarlas personas con discapacidad tiene el mismo trato que una persona normal,por lo tanto ellos se pueden defender ante cualquier problema o situación que se les presente.
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